Saberlo o no saberlo

 

Un caminante llegó a un pueblo donde se anunciaba la actuación del “hombre

maravilloso”, un personaje que, según contaba el pregonero, era capaz de realizar

milagros.

 

El viajero se colocó en lugar de privilegio para ver el número, y, empezado éste,

observó que, en efecto, aquel hombre realizaba prodigios tan grandes como el de crear

objetos de la nada. Terminada la función, se acercó al «hombre maravilloso» y le 

preguntó:

 

-¿Dónde está el truco de los fenómenos que realizas?

-No hay ningun truco -contestó éste. 

-¿Quieres decirme que eres capaz de crear de la nada? -volvió a inquirir.

-Así es -contestó de nuevo.

-Eso es imposible -gritó el viajero. Sólo puede crear Dios. ¿Es que acaso tú eres Dios?

-Así es -volvió a responder el “hombre maravilloso”.

Lleno de indignación ante aquella irrespetuosa manifestación, el viajero gritó

burlándose:

-¡Tú eres tan Dios como puedo serlo yo!

-Así es también -respondió de nuevo-, sólo que hay una pequeña diferencia entre tú y

yo. 

-¿Cuál es? -preguntó intrigado el caminante. 

-Que yo lo sé y tú no.