No es lo mismo pedir que ofrecer
11.02.2012 19:58
Un rey había fijado unas horas al día para que cualquier súbdito pudiera tener audiencia.
Una mañana llegó un mendigo fuera de las horas señaladas y pidió ver al rey. Los
guardias se burlaron de él y le preguntaron si no conocía la ley. El mendigo contestó:
-La conozco perfectamente, pero es válida sólo para aquellos que quieren pedir al rey
cosas que ellos mismos necesitan; yo, en cambio, quiero hablar con el rey sobre las
cosas que el reino necesita.
El mendigo fue admitido en el palacio inmediatamente.