Mensaje 36

 

El buen Pastor
 
( Evang. según San Juan 10)
 
«En verdad, en verdad os digo:
 
1 El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador;
 
2 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.
 
3 A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera.
 
4 Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
 
5 Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.»
 
 
6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.
 
 
7 Entonces Jesús les dijo de nuevo:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 
 
8 Todos los que han venido antes de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. 
 
9 Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. 
 
10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir.
 
Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
 
11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 
 
12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, 
abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 
 
13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. 
 
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, 
 
15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.
 
16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz;
y habrá un solo rebaño, un solo pastor. 
 
17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 
 
18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.»
 
19 Se produjo otra vez una disensión entre los judíos por estas palabras.
 
20 Muchos de ellos decían: «Tiene un demonio y está loco. ¿Por qué le escucháis?»
 
21 Pero otros decían: «Esas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrir los ojos de los ciegos?»