La pérdida del ahora, es la pérdida de la consciencia del Ser.

 

La pérdida del Ahora, es la pérdida de la consciencia del Ser.
 
 
“Un día Conocí una Luz tan Hermosa a la que ninguna otra jamás podrá compararse.
Quedé completamente bañada por ella y se integró en mi Ser para formar parte de Él  en la Eternidad.
Seguirá brillando en mí , en ésta y todas mis existencias;
porque, ella es la Luz más Pura, la Luz más Bella, la Luz que me acerca al Amor.”
 
“Tan sólo una Luz puede igualarla y esa no es mas que es la Amada Luz de Dios…”
"Yo Soy..."
 
 
 
Ser libre del tiempo, es ser libre de la necesidad de algo externo, lo unico importante es la Presencia.
 
 Estar presentes representa una transformación profunda de la conciencia.
Cuando se ha tenido los primeros atisbos del estado intemporal de la conciencia, comenzamos a avanzar. Primero somos conscientes de que nuestra atención raramente esta en el ahora. Saber que no estamos presentes ya es un avance, ya que nos lleva a ser observadores de nuestros pensamientos y emociones, que es una parte esencial para lograr estar presentes, porque le damos libertad de acción a la Presencia.
 
Sí, es descubrir un relámpago de comprensión, un momento de no-mente y de presencia total. Comenzamos a probar iluminación. 
Muchas veces hemos experimentado la chispa Divina sin vislumbrar que es el Ser, quien está ahí haciéndose presente cuando experimentamos la belleza, la majestad y la sacralidad.
 
¿Alguna vez ha contemplado la infinitud del espacio en una noche sembrada por estrellas, y se ha sobrecogido por su quietud absoluta y su vastedad inconcebible?
 
¿Alguna vez ha escuchado, verdaderamente, el sonido de una quebrada en un bosque?
 
¿ Ha puesto atención y se ha detenido a contemplar un tranquilo atardecer?
 
 
Para ser consciente de tales cosas, la mente debe estar quieta, es decir estar en el presente.
Es importante dejar por un momento el equipaje personal de acumulaciones del pasado, problemas, preocupaciones,  para retornar a lo único que es real, el  AHORA, de lo contrario verá sin ver, oirá sin oír.
 
Se requiere nuestra total Presencia, para ver la realidad, para ver la belleza.
 
Más allá de la belleza de las formas externas, hay algo más…algo indescriptible,  algo innombrable, inefable, una esencia profunda, algo sagrado.
 Siempre y dondequiera hay belleza, aquella esencia interior que resplandece y solo se revela a nuestros ojos en un estado intemporal, en el presente, en una mente quieta sin pasado, sin futuro, aquí y ahora en este único momento en que somos conscientes de nuestra existencia y que estamos experimentando nuestra forma Divina.
Nada puede ser más importante que el Ser, nada externo debe ocultar la Presencia Divina, aquella que está ahí experimentando su forma física. 
La mente analítica no puede reconocer ni crear belleza, solo podemos experimentarla cuando brevemente logramos estar completamente presentes,  aparece la sacralidad y la belleza. Aquellos segundos son tan sutiles que solo nuestra sensibilidad nos hace notar ese cambio de conciencia, ese estado superior que se escapa de nuestra percepción y no somos conscientes. La brecha en el tiempo fue tan corta que pareció que era solo un proceso más.
Cuánto más amplia sea la brecha entre la percepción y los pensamientos,  más profundo es nuestro estado de consciencia, vale decir más conscientes somos.  
Es necesario salir de la prisión de la mente para ser libres, para sentir la vida, sentir nuestra propia divinidad, nuestra santidad.
Ser libre para estar en contacto con aquel lugar donde solo lo verdadero y lo bello surge.
Donde la consciencia comienza a experimentarse a sí misma, donde mora Dios, el principio y el fin, el Alfa y el Omega, el eternamente presente, totalmente más allá de lo que la mente humana pueda imaginar o comprender.
 
Cuando estés listo para desprenderte del tiempo lineal,  entonces podras conocer y observar la vida desde una nueva perspectiva; en un momento atemporal de reconocimiento, cuando te das cuenta de que la conciencia no necesita ningún concepto, su identificación con dicho concepto desaparece.
 
Entonces se experimenta la profunda comprensión de que la conciencia está libre de todos los conceptos.
 
Esta es la verdadera conciencia, la conciencia del Ser, la verdadera vida.
 
Vivir conscientemente es vivir en la Presencia.
 
VIVE LA VIDA DESDE EL SER.
 
 
 
"Yo soy Espíritu Divino. Yo soy el hijo de Dios.
En Dios vivo, me muevo y tengo mi ser, por lo que no tengo miedo.
Estoy rodeado por la Paz de Dios y todo está bien.
No le temo a la gente, no le temo a las cosas, no le temo a las circunstancias, no me temo a mí mismo ya que Dios está conmigo.
La Paz de Dios llena mi alma y no tengo temor.
Habito en la Presencia de Dios y ningún temor puede tocarme.
No le temo al pasado, no le temo al presente, no le temo al futuro porque Dios está conmigo.
 
El Dios eterno es mi morada, y sosteniéndome están los brazos eternos.
Nada me puede tocar jamás que no sea la acción directa de Dios mismo, y Dios es Amor.
 
 Yo soy Espíritu Divino, el Hijo de Dios, y en la Presencia de Dios moraré por siempre. Le doy gracias a Dios por la Armonía Perfecta."