Hacer feliz a un semejante

 

El discípulo debe, cada día, tratar de hacer feliz a un semejante. Es preferible que sea un enemigo. Seguramente al principio es duro; pero después verá que la enemistad es una creación de su propio egoísmo y su mente personal.


El discípulo, al decir “Yo Soy” debe sentir Dios y en Dios no puede caber el sentimiento de rencor, odio ni enemistad.

 

YO SOY LO QUE EL CREADOR ES, LUEGO:
YO SOY EL AMOR EN ESTE SER.
YO SOY LA ENERGÍA EN ESTE SER.
YO SOY LA FE EN ESTE SER.
YO SOY LA ESPERANZA EN ESTE SER.
YO SOY LA CARIDAD EN ESTE SER.
YO SOY EQUILIBRIO EN CADA SER.
YO SOY LA SALUD EN CADA SER.
YO SOY DIOS EN ACCIÓN EN ESTE SER.