Como pez en el agua

 

Nadar no sólo es un deporte, es una actividad que se puede desarrollar en los ratos libres y trae
infinidad de beneficios que se reflejan en la salud mental y física de quienes la practican. Niños,
adolescentes y adultos están en capacidad de practicarla, y como si fuera poco, lo pueden hacer
todos en familia y así será mucho más divertido.


Este es uno de los ejercicios más completos que existen, ya que contribuye al buen funcionamiento
del organismo y al mejoramiento del aspecto físico. El efecto del agua en el cuerpo despierta la
vitalidad del ser humano, por esto es recomendable sumergirse en ella. La armonía que debe
existir en el movimiento de todas las partes del cuerpo, hace que sea posible admirar la belleza de
este deporte que es el resultado de esta sincronización.


Es ideal para quienes quieren relajarse y transportar su mente más allá de la realidad que los
circunda. De igual forma el cuerpo lo agradecerá, puesto que el aspecto físico mejorará
notablemente. El libre desenvolvimiento en el agua ayuda a que el desarrollo psicomotriz de los
niños mejore y eleve su autoestima e independencia. Los problemas respiratorios y la
hiperactividad desaparecen con el tiempo, ya que con la natación aprenden a realizar movimientos
suaves y coordinados.


El conocimiento del cuerpo juega un papel indispensable en los niños, quienes aprenden a
aceptarse y a sociabilizar mucho más que quienes se niegan a nadar. Después de permanecer por
lo menos media hora en la piscina, salen mucho más tranquilos y duermen mucho mejor que si no
lo hubieran hecho.


Por otro lado, los adultos, incluidos quienes pertenecen a la tercera edad, abandonan el
sedentarismo que tanto daño les hace para realizar una actividad que produce placer y les brinda
la oportunidad de superarse e incrementar la confianza en sí mismos. Y físicamente, reduce una
gran cantidad de enfermedades que se manifiestan en esta etapa de la vida.


El cansancio que se siente en el cuerpo, es a su vez, un descanso para la psiquis, por eso es
común la felicidad y satisfacción que sienten los deportistas al finalizar la práctica. En el agua
descargan todas las tensiones que por lo general acompañan al ser humano, en sus asuntos
profesionales, familiares y financieros, entre otros, y cuando terminan la sesión, ven todo desde
otra perspectiva y pueden solucionar los problemas fácilmente.


Nadar no es monótono, todo lo contrario, existen muchos estilos que se pueden aprender, entre los
que se encuentran el mariposa, libre y pecho, que son los más conocidos. Así que experimentando
cada uno de éstos, la sensación será totalmente diferente. Hasta la forma de respirar cambia de
acuerdo con el estilo.


Teniendo en cuenta todo el provecho que se le puede sacar a este deporte acuático, nos
preguntamos: ¿por qué no practicarla en los tiempos de ocio, junto con los seres queridos? La
mejor terapia contra la monotonía y el afán en el que se vive diariamente, es estar dentro del agua,
ejercitando el cuerpo, compartiendo con los seres queridos y divirtiéndose como se debe.

 

Dr. Camilo Cruz