Bello cuento: la ciega.

 

Había un ciega sentada en la calle,
con una taza y un pedazo de cartón,
escrito con tinta negra, que decía:
“Por favor, ayúdenme, soy ciega”
 
 
Un creativo de publicidad
que pasaba frente a ella,
se detuvo y observó
unas pocas monedas en la taza.
 
Sin pedirle permiso tomó el cartel,
le dio vuelta, tomó un marcador negro
que él llevaba y escribió otro anuncio.
 
Volvió a poner el pedazo de cartón
sobre los pies de la ciega y se fue.
 
Por la tarde el creativo
volvió a pasar frente la ciega
que pedía limosna;
su taza estaba llena de billetes y monedas.
 
La ciega reconoció sus pasos
y le preguntó si había sido él,
el que re escribió su cartel y sobre todo,
qué había escrito.
 
El publicista le contestó:
“Nada que no sea tan cierto como tu anuncio,
pero con otras palabras”.
Sonrió y siguió su camino.
 
 
El nuevo mensaje decía:
Hoy es primavera y no puedo verla”
Cambiemos de estrategia
cuando no nos sale algo,
y verán que puede que resulte mejor
de esa manera.
 
Nadie puede ser esclavo de su identidad:
cuando surge una posibilidad de cambio,
hay que cambiar.
 
Las masas humanas
más peligrosas son aquellas
en cuyas venas ha sido inyectado
el veneno del miedo….
del miedo al cambio.
 
”Si haces lo que siempre has hecho,
obtendrás los resultados
que siempre has obtenido“ 
El mundo exige resultados.
No le cuentes a otros tus dolores del parto.
Muéstrales al niño.
 
 
AUTOR DESCONOCIDO