Mensaje 37

 

(Evang.  de San juan 10)
 
23 Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón.
 
24 Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.»
 
25 Jesús les respondió:
 
«Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; 
 
26 pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. 
 
27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. 
 
28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. 
 
29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre.
 
30 Yo y el Padre somos uno.»